08 November 2011

kawabata

...el bramido de las olas contra el acantilado se suavizaba al aproximarse. Su eco parecía llegar del océano como música que sonara en el cuerpo de la muchacha y los latidos de su pecho y el pulso de ella le servía de acompañamiento. Al ritmo de la música, una mariposa pura y blanca danzó sobre sus párpados cerrados...
De La casa de las bellas durmientes - Yasunari Kawabata

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