Hay que coser un hálito a la voz,
una sed a la saliva
y un punto ciego traslos párpados.
Hay que coserle al viento
un canto de botánicas amotinadas
y al cuello un suspenso
de diarias serpentinas.
Tal vez así las cosas
sepan irse solas
o por lo menos encontrarnos
en su deriva.
De Hay que coser estas nubes De Juan Cristobal Mac Lean
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